Como un viejo epitafio
In memoriam
Olvídate del día y de la luz Olvídate de la noche y de la obscuridad
Entra en el gran sueño No temas a la nada.
Y al fin, cuando pidas volver de la peregrinación a Jerusalén eterna, verás que no tiene sentido la vuelta, que el viaje a la eternidad no admite demora, ni es necesario, ni conviene, ni resulta.

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